jueves, noviembre 09, 2006

NO ME ODIES, NO ME MATES:

SOY SÓLO UNA LENGUA.

Robar a un hombre su lenguaje:
allí comienzan todos los asesinatos legales.
Roland Barthes.



Nos encontramos en pleno siglo XXI, donde para algunos, no existe la esclavitud, sin embargo debemos hablar como “otros” desean; nuestra lengua es una esclava de asesinos legales que nos matan lingüísticamente.

Hace muchos siglos atrás, el Latín era una lengua viva, y como tal sentía supremacía y se ostentaba de ocupar un lugar privilegiado junto al Griego y el Hebreo, mirando a las lenguas nacientes como simples dialectos; siglos después los dialectos se convirtieron en lenguas parricidas, asesinas de su madre, de su origen, el Español, el Francés y el Italiano se revelaron contra la discriminación, y hoy por hoy son reyes en sus territorios. No obstante, quieren ser destronados junto a otras lenguas por un colonizador, un globalizador llamado: Inglés.

¿Quién decide que una lengua es superior a otra? ¿Quién da poder para discriminar a otras e imponerse como verdad absoluta? A través de la unificación se domina, se obtiene más poder, la globalización ha impuesto al inglés como el idioma de la tecnología, la economía, la política (en algunos casos) y también de la cultura. ¿Acaso, no observan que esa lengua “global” se está transformando? ¿Su poder pudiese terminar en ruina como otros grandes imperios? Los Lingüistas defienden en algunos casos la naturaleza de cada lengua, en otros casos son elitescos ignorando la riqueza que aportan las jergas y dialectos a un idioma, siendo racistas tal como lo señala el Lingüista Jonh Baugh (1992)[1]: “... El racismo tiene desde luego un aspecto lingüístico: los racistas creen que su lengua (junto con la mayor parte de los aspectos de su cultura) es superior a aquellas de las razas “inferiores”...” Debemos promover la democracia lingüística, proteger las diversas lenguas porque en la diversidad nos enriquecemos, las minorías si son representativas, sino observemos el caso de las lenguas indígenas en Venezuela, desde hace más de 500 años han sobrevivido, pero no tenían leyes que las ampararan hasta hace poco, el bilingüismo debe ser observado como un elemento de apoyo social, político: en Méjico para el año de 1519 los Aztecas estaban conformados por diversas familias lingüísticas, sin embargo eran bilingüistas, porque estructuraron la lengua Nahuatl como idioma oficial de status social y de comunicación eficaz, respetando a la vez las demás lenguas. Esto mismo debiese ocurrir con el Inglés, convertirlo en sólo un nexo de comunicación con aquellos que poseen lenguas totalmente distintas.

En otro orden de ideas, debemos observar la influencia que ejercen los medios de comunicación a favor del racismo lingüístico, tal como lo señala Teum A. Van Dijk: “Los medios de comunicación juegan un papel muy específico (...) están ante todo fuertemente asociados con las formaciones sociales y las instituciones dominantes (...)”[2]. Los lingüistas no establecen el racismo lingüístico; los medios de comunicación y las nuevas tecnologías entre otros, propician un ambiente adecuado para que inconscientemente “las denominadas lenguas internacionales (...) contribuyan a la distribución desigual del poder lingüístico y cultural” [3] El racismo lingüístico impregna las relaciones humanas y los actos cotidianos.

La escuela, al Enseñar la Lengua Materna, se basa en las habilidades lingüísticas básicas, y las competencias lingüísticas, incluyendo en éstas últimas la gramática, la semántica, entre otras ramas que son dictaminadas por los lingüistas, o en realidad son las conclusiones de observaciones y registros realizados a los hablantes vivos y cotidianos, no a los hablantes ideales, porque somos la gran masa de parlantes de una lengua la que la modificamos, la que la matamos o llenamos de gracia, porque los estudiosos son simples testigos de las transformaciones realizadas por cada uno de los individuos.
Son alrededor de 6000 lenguas habladas por el 5% de la población mundial, lenguas que se encuentran en evolución y que no desean ser asimiladas por otra u otras, se deben fortalecer los espacios lingüísticos, logrando que los grupos amenazados analicen su situación para ser respetados en sus diferencias y no estar condenados a la extinción: no me odies, no me mates soy sólo una lengua, es lo que nuestro español y las demás lenguas amenazadas le deben gritar a ese Inglés, a esa hegemonía de ideología y poder: absurda. Porque, ¿quién dice que el Español (de Venezuela) es menos que las demás lenguas? Así que, no lo odies, no lo mates: es sólo una lengua
Referencias Consultadas:
[1]Baugh, J. (1992) LENGUAJE Y RAZA: IMPLICACIONES PARA LA TEORÍA LINGUÍSTICA. Artículo de Panorama de la Lingüística Moderna, Tomo IV.
[2] Van Dijk, T. (1991) RACISMO Y ANÁLISIS CRÍTICO DE LOS MEDIOS. Paidós Comunicaciones Barcelona.
[3] Macedo- Dendrinos -Gounari. LENGUA, IDEOLOGÍA Y PODER. La hegemonía del inglés. Grao. (pp. 80)

No hay comentarios.: