viernes, noviembre 03, 2006

El Dorado Español de Venezuela

“La primera defensa debe ser la del idioma”
Eugenio Montejo
Aún son muchos los que codician encontrar a la misteriosa ciudad de El Dorado, pero nunca han escuchado con atención las pistas necesarias para dar con ella… Como diría nuestro insigne Uslar Pietri: este pedazo de tierra de forma acorazonada encierra una riqueza idiomática inigualable, desde Tucupita hasta Lagunillas la diversidad dialectal es tan rica que vale más que todo el oro del mundo. Porque muy bien lo afirmo: El Dorado es nuestro Español de Venezuela.

La escuela no puede obviar este tesoro lingüístico, debe reforzar nuestro patrimonio cultural, la identidad regional, nacional y latinoamericana; los docentes de esta patria no pueden darse el lujo de querer imitar al pie de la letra a los académicos que laboran en el edificio ubicado en la calle Felipe IV al lado del Museo del Prado en Madrid, es decir, a los catedráticos de la Real Academia Española, es que España y Europa no son El Dorado, porque mientras ellos discuten sobre la resemantización de la lexía “Conejo”, la castellanización de “Bróder” o la aceptación de “Chatear”, los venezolanos (estudiantes o no) continuarán pensando que Luisita es una coneja (ingenua, boba) que se dejó montar una barriga de Chucho y que es más económico chatear que llamar al bróder Pancho.

La lengua como ente vivo es de todos y a la vez de ninguno; Venezuela tiene derecho a decir aguacate y no palta, jojoto en vez de maíz o choclo pero como dice Eugenio Montejo: “lo más importante es la entonación de nuestra habla”… Digan ustedes sino es sabroso escuchar a un margariteño con su trueque de líquidas y vibrantes, un maracucho con su voseo o un Barquisimetano con su Na’ guará, porque cuando salimos de nuestras fronteras nos dicen: “Tu eres venezolana, con ese cantaito y ese Vale chico”… Así como tenemos esta pluralidad nacional, podemos tenerla en menor escala en un aula, y debemos evitar el “chalequeo” entre los alumnos debido a sus dialectos divergentes, un caraqueño en Maracaibo va a ser tan mofado como un maracucho en Caracas y todo buen docente (mas si es del área de castellano) debe guiar y hacer valorar lo autóctono.

Los docentes del área de Castellano debemos estar en la capacidad de desarrollar estrategias didácticas para el análisis de las diferentes estructuras del español, hacer que los alumnos solo analicen “La casa es bonita” o “El niño come pan” no permite la contextualización del aprendizaje, ¿qué hay de malo en analizar: “El Presidente Chávez regaló mil ejemplares del Quijote en la plaza Bolívar”?...Los alumnos pueden llevar al aula una gran riqueza de fenómenos lingüísticos y literarios, los cuales pueden ser tomados por el docente para afianzar conocimientos y realizar investigaciones en el campo educativo.

El egresado del área de Castellano, Literatura y Latín del Instituto Pedagógico de Caracas debe cumplir con diversos caracteres propios de un perfil estipulado; el plan de estudios contiene en el componente de formación especializada: la cátedra de Español de Venezuela, pilar fundamental para que el docente domine las destrezas comunicativas y los conocimientos necesarios de la lengua materna: Español de Venezuela, como instrumento de comunicación y reflexión. Afirmo que es importante dicha cátedra, no solo por el área de los estudios sociolingüísticos, sino también, por la valoración psicoafectiva de la literatura, porque nuestros escritores expresan su estética con el habla cuidada de Bello, con los dialectos venezolanos del Cantaclaro de Gallegos, el criollismo de Urbaneja Achelpohl En Este País… y hasta con lo urbano del Caracas Family Center de Padrón.

Si son más de 400 millones los hablantes del español como lengua materna, ¿por qué debemos someternos al régimen dictatorial de una minoría?, claro no pido que se jubile la ortografía como lo pidió García Márquez (él tiene propiedad para hacerlo, yo no)…Nadie tiene la lengua en el bolsillo, como dice la profesora Jáimez… Pero si tenemos una lengua orgánica en nuestra boca, lengua que hace fluir la lengua, le da vitalidad y permite que nosotros nos jactemos de modificarla y enriquecerla a nuestro antojo, con variedades diatópicas, diacrónicas y sincrónicas…debemos y podemos contagiar con nuestras lexías para así multiplicar El Dorado Español de Venezuela.
Jacqueline Ropain.


Bibliografía Consultada:


Socorro,M. (sábado, 27/11/2004) Eugenio Montejo: La primera defensa debe ser la del idioma. El Universal. (pp. B10)

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