jueves, junio 28, 2007

EL PRÓXIMO TÍTULO DE HARRY


Harry Potter and the Deathly Hallows, el título del último libro
J. K. Rowling ya tiene el título de la séptima y última entrega de Harry Potter: Harry Potter and the Deathly Hallows.Como mi inglés no alcanza a tanto, he buscado traducciones que han ido haciendo los medios al dar la noticia:

- Harry Potter y las reliquias mortales.

- Harry Potter y los santos de la muerte.

- Harry Potter y las santos mortales.

- Harry Potter y las llamadas mortales

.- Harry Potter y los santuarios mortales.

- Harry Potter y la muerte sagrada.

- Harry Potter y la mortal santificación.

- Harry Potter y los espíritus mortales.
La verdad es que tampoco se ponen muy de acuerdo.

Al final el título en español será cualquier otro y dará igual, se venderá como si lo regalasen aunque se llame Harry Potter y el truño.Lo bueno, que millones de personas leerán. Lo malo, el bombardeo de márketing al que acabo de contribuir con esta entrada

jueves, junio 14, 2007

Mi lector platónico... el ideal.


Todo escritor(a) tiene un lector ideal, desconocido y reconocido en tantos rostros...
Mi lector platónico es único, y digo lector pudiendo decir lectora, pero quiero que sea lector, masculino; porque yo le escribo a ese niño que todos llevamos por dentro.
Mi querido lector, tú que ríes,lloras, sueñas y temes con cada una de mis historias quiero que sepas que en mi escritura pervives... En algún lugar del mundo: montaña, playa o en la más peturbadora ciudad encuentras un momento para mí, al igual que lo encuentro para tí con anterioridad... El proceso de la escritura conlleva un rehacer, el proceso de la lectura le da vida a lo rehecho...Escribir a la nada es escribir en vano, escribir y publicar (aunque sea por la web) es engendrar y ver crecer a un hijo, con sus propias ilusiones, fortalezas y defectos...
Gracias lector, porque con cada click retribuyes mi esfurezo y me empujas a continuar, y continuaré hasta que puedas llevar contigo mis escritos aunque estés en Japón, en España, en Egipto o en alguna población de América...
Gracias a todos mis lectores.

miércoles, junio 13, 2007

El tiempo de los Confines



por Cesar Segovia




El tiempo transcurrido desde que “hubo brecha suficiente” para engendrar al Odio Eterno hasta que la inocencia y la muerte caminaron juntas de la mano por el bosque, se hace mancha transparente en las páginas del libro de la Tierra. Los días desde que zarparon las naves que trajeron lo indecible hasta que las lluvias se convirtieron en designios, se hacen rítmicas gotas que marcan el insondable compás de una profunda memoria imaginada. Las horas en las que el amor vagó descalzo, vehemente e indetenible por las sendas de la Tierra se hacen luz en la mirada inescrutable de un brujo volador, y es que “ocurrió hace tantas Edades que no queda (…) ni el eco del recuerdo del eco del recuerdo”. Y una voz empeñada en la claridad y empecinada en la antigüedad se
hace eco de este eco para relatar las historias de unos pueblos olvidados en los bordes de la fantasía, de la memoria. Pueblos que reclamaban su propia brecha para engendrar su narración y su Tiempo.
Tiempo imaginado, aprendido y narrado, detenido y galopante, sutil y avasallante a la vez. Tiempo dividido entre gentes, criaturas, montañas y engendros. Tiempo del Bien y tiempo del Mal. Tiempo de mal tiempo, de dolor que se cierne, de la sombra caminando entre los pueblos, entre los reinos, entre las bestias… minando almas, oscureciendo, socavando, destruyendo para volver a destruir. Tiempo de los pueblos rebuscando fuerzas entre las piedras, entre los ríos, entre los vientos para resistir, para batallar hasta el final del Tiempo. Tiempo de la saga de Los Confines.


Tres libros escritos en un lenguaje sencillo que deviene relato poético, con imágenes preñadas de una asombrosa fuerza expresiva, personajes sólidamente desarrollados y entrañablemente sentidos. En Los días del venado, Los días de la sombra y Los días del fuego, de Liliana Bodoc, yace la representación de un universo épico desbordado de símbolos, fuerte y coherente, cuya construcción echa mano de la investigación antropológica: voces, relatos indígenas, crónicas de la conquista y, sobre todo, un afanoso e intenso trabajo de la palabra, de la literatura.




Palabra literaria que hace mímesis en la historia imaginada de una tierra posible, tan cercana como la piel y tan lejana como el inicio del Tiempo. Palabra literaria que desemboca en una saga que parte de la lucha entre el Bien y el Mal, y de la que se desprende, además, una profunda esencia latinoamericana con un delicioso gusto a mito, a tiempo desvanecido, a memoria recobrada-imaginada-inventada. Esencia “El tiempo no tiene una sino sus muchas ruedas. Una rueda para las criaturas de corazón lento, y otra para las de corazón apresurado. Ruedas para las criaturas que envejecen lentamente, ruedas para las que se hacen viejas con el día” que toma fuerza en la construcción de sus personajes, en la creación de los ambientes y en los hilos que se juntan para formar el tejido del discurso, de esa palabra hecha literatura.

Los personajes, además de agentes, actores y hacedores son imagen literaria, textos de carne y sangre, emoción poética hecha hombres y mujeres, cuerpos sosteniendo lanzas o fusiles, haciendo planes de batalla, amando, traicionando, rescatando o destruyendo. Los husihuilkes, raza de guerreros que son uno con los suyos y con la Tierra, son representados en las figuras de Dulkancellin, Thungür, Kume, hombres que darán su vida por mantener las Tierras Fértiles, y de Vieja Kush, Kuy-Kuyen, Wilkilén, mujeres que urdirán en silencio sus propios hilos del tejido de la guerra. Los zitzahay, raza de poetas, de artistas, de canciones de camino y de estancia, tienen en Cucub, mensajero de este pueblo, portador de la noticia, pequeño hombre poeta y guerrero, a un emblemático representante. Los Lulus, pueblo peculiar, retraído y de enorme sabiduría, constituyen el misterio de los desaparecidos y sacrificados hasta el último por la herida de la sombra. Los Brujos de
la Tierra, hombres sin tiempo, sin años ni días, seres de agua, de tierra, de raíces, de piel de animales, de plumas de aves hacen cuerpo en Kupuka, Welenkín, El Masticador, Tres Rostros, El Padrecito del Paso, Piukemán-Brujo Halcón-Ahijador; brujos cuya fuerza reside en el poder de la Tierra y de las criaturas, y que harán uso de ella contra la amenaza de la sombra del Odio Eterno. Nakín de los Búhos es la responsable de preservar la historia en las páginas de sus recuerdos. Esta mujer-pájaro-memoria pertenece al Clan de los Búhos, pueblo sin tiempo, etéreo, desdibujado en los márgenes del olvido. Los bóreos, antecesores de la estirpe de los Acechadores del Mar y las Nuberas, hombres y mujeres de las Tierras Antiguas, serán los artífices de la resistencia en la propia casa del Mal. Misáianes, hijo de la Muerte, desobediencia hecha saliva, hendidura, puerta para el Mal, cuerpo y alma para el Odio Eterno, será la sombra inmisericorde y los Sideresios serán su instrumento para la destrucción. Esta raza desalmada, desnombrada, anulada en su ser, cegada por el odio de la sombra, estará liderada por Drimus, jefe de la horda, Doctrinador. Muchos son los pueblos y los personajes de esta historia, y muchos los caminos que tomarán sus destinos con el giro de las ruedas de estos tiempos, tanto en las Tierras Fértiles como en las Tierras Antiguas.
Así, la Tierra y el Tiempo, la Naturaleza y todos sus elementos, todas sus palpitaciones de vida, son también personajes fundamentales en el tejido de este relato. La Tierra y sus Brujos contra la corrupción de las siembras, de las aguas, de las almas; la Tierra y sus guerreros contra el ataque de la sombra, contra el andar de las botas del Odio Eterno; la Tierra y sus criaturas, andando y desandando con mensajes, con noticias, por el cauce de los ríos, por el canto del kúkul, por el soplo del viento, por el correr del jaguar. Tierra madre, recibiendo los cuerpos de los caídos, intoxicada con la sangre de sus hijos. Tierra guerrera y campo de batalla, dando soporte firme a sus pueblos para empuñar el arco y la lanza contra el enemigo.

Tierra casa que se ve invadida por una mancha profunda, poderosa e insistente. Tierra que resiste con sus brujos, con sus criaturas y con sus pueblos. Tierra que sufre y sobrevive preservando su tiempo, reinventando su memoria, entonces “La mujer abrió los ojos para llorar (…) vio a través de sus lágrimas. Y aprendió por el llanto que la
memoria sólo perdura si se reinventa”. Perduró, y se juntaron sus ruedas con las ruedas del tiempo. Y la voz de la memoria tomó la brecha e hizo cuerpo, verbo, imagen literaria, para representarse en un tiempo dividido: “Si el día presente quiere parecerse al día pasado, el tiempo pasa lento y duele. Si el día presente quiere parecerse al día futuro, el tiempo pasa lento y desasosiega. Si el día presente quiere parecerse al día presente, el tiempo transcurre en su justa música y acompaña”. Tiempo de la memoria: efímero, detenido, balbuceante. Tiempo de lectura: oloroso, desasosegado, compañero… Tiempo de relato: lento o resuroso, acompasado… Tiempo de Los Confines....
Tomado de: Enlaces con la crítica número 13
septiembre-diciembre, 2006