domingo, mayo 10, 2009

Entre Lobos y Caperucitas...


-Todo el mundo me llama Caperucita Roja, así que, si quieres, puedes hacerlo tú también. Mi madre consiguió una pieza de paño rojo a buen precio y me hace toda la ropa con él. La convencí para que me hiciese también esta capucha, con la esperanza de que haya gastado todo el material para cuando yo cumpla los treinta.

-Es un color bonito-dijo Pequeño Lobo-, aunque no muy apropiado para pasear inadvertido por el bosque.

-Bueno, yo te he dicho mi nombre. ¿Cuál es el tuyo? ¿O es que vas a ser tan misterioso como el último lobo que me encontré?

Caperucita Roja y el Pequeño Lobo Feroz. Timothy Tocher.

viernes, abril 03, 2009

Frase del mes de Abril...


"Il était une fois une petite fille de Village, la plus jolie qu'on eût su voir; sa mère en était folle, et sa mère-grand plus folle encore. Cette bonne femme lui fit faire un petite chaperon rouge, qui lui seyait si bien, que partout on l'appelait le Petit Chaperon Rouge."

Charles Perrault. Le Petit Chaperon Rouge

lunes, marzo 09, 2009

Frase del mes de marzo

"Un error es suficiente para envenenar toda una vida -declaró el señor Otori con amargura- cuando la pasión gobierna a los hombres, los vuelve necios y vulnerables"
Lian Hearn.
Leyendas de los Otori: La red del cielo es amplia.

jueves, febrero 26, 2009

Frase del mes...

...Al igual que el encuadernador seguiría soñando con el bandido, y el bandido con el encuadernador, y el Bailarín del Fuego con las llamas y la juglaresa que bailaba como ellas. A lo mejor al final ese mundo estaba hecho de sueños, y un anciano se había limitado a encontrar las palabras para ellos.
Cornelia Funke(2008) Muerte de Tinta

miércoles, enero 21, 2009

Frase del mes de enero

Podemos volver lenta o acelerar nuestra lectura, pero más allá de lo que hagamos, en nuestra actividad de lectores el transcurso del tiempo siempre estará marcado por la vuelta de una página.
Alberto Manguel. Nuevo elogio a la locura.

Formar lectores en el presente milenio


UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR
INSTITUTO PEDAGÓGICO DE CARACAS
COORDINACOÓN GENERAL DE ESTUDIOS DE POSTGRADO
SUBPROGRAMA DE MAESTRÍA EN LECTURA Y ESCRITURA
FUNDAMENTOS PEDAGÓGICOS DE LA LECTURA Y LA ESCRITURA
PROFESORA: ANGÉLICA SILVA
COHORTE: 2008-III
Participante: Jacqueline Ropain

Hoy mismo en la escuela quiero aprender a leer, mañana aprenderé a escribir y pasado aprenderé aritmética. Luego, con lo que he aprendido ganaré mucho dinero, y con lo primero que tenga en el bolsillo le compraré a mi padre una hermosa chaqueta de lana. ¿Qué digo de lana? Le compraré una bordada toda de plata y oro, con botones de diamantes. Bien se lo merece el pobre, porque, después de todo, para comprarme un libro y educarme se ha quedado en mangas de camisa... ¡en pleno invierno!.
Pinocho, Carlo Collodi

La humanidad desde sus inicios ha creado signos y códigos, para que al realizar una lectura de estos, pueda comprender mejor su entorno. Como afirma Manguel (2006) en su Nuevo elogio de la locura: “Venimos al mundo como animales lectores. Nuestro primer impulso es descifrar lo que percibimos a nuestro alrededor, como si todo lo que hay en el universo tuviera un significado” (p. 136).


Desde el mismo momento que el niño sale del vientre materno, inicia su carrera en la vida. Una carrera donde la lectura de su entorno marcará su desarrollo, desde ese primer hálito de vida con el que deberá perfeccionar sus facultades intelectuales (y morales) porque será educado, dirigido, encaminado y adoctrinado para la vida y por la vida.


El descubrimiento de este nuevo mundo por el niño lo llevará a cabo por muchos años. En los primeros años, la decodificación de su entorno es esencial: conocerá y reconocerá olores, sonidos, sabores, colores, texturas y temperaturas. El entorno familiar será fundamental en esta etapa, porque son los padres y familiares quienes brindarán los recursos y estímulos necesarios para el pleno desarrollo de ese niño. El ejemplo con cada una de las acciones de estos familiares permitirá moldear la conducta del niño; probablemente si es un entorno donde se valora la lectura de libros, el niño será lector; si en el entorno se valora la práctica de algún deporte, el niño desde sus primeros pasos querrá participar e imitar algunos movimientos de dicho deporte. En fin, la familia es el primer ente formador.


Posteriormente, cuando el niño tiene 4 ó 5 años es llevado a la escuela, donde un maestro (alguien con formación académica en el ámbito docente -en el mejor de los casos-), lo guiará a través de juegos al reconocimiento de los signos gráficos, aquellos dibujos que aparecen en muchos lugares y que algunos adultos demuestran que tienen significado. Quizás, éste será el momento más traumático o más grato en la formación lectora de ese niño, porque su experiencia previa será imprescindible para adoptar una postura positiva o negativa ante el acto de lectura.
En ese momento el docente podrá confrontar un dilema: ¿qué teoría del aprendizaje emplear para continuar con la formación lectora del niño? Si bien ese niño ha recibido una formación en el hogar durante los primeros años, nadie ha meditado ni explicado ¿cómo aprende? En primer lugar, la teoría conductista señala que lo primordial en el aprendizaje es el cambio de conducta observable. Por ejemplo, la tendencia del condicionamiento clásico de Pávlov, explica cómo los estímulos simultáneos llegan a evocar respuestas semejantes, aunque tal respuesta fuera evocada en principio sólo por uno de ellos. La tendencia del condicionamiento instrumental u operante de Skinner describe cómo los refuerzos forman y mantienen un comportamiento determinado. Mientras que para Albert Bandura se describen las condiciones en que se aprende a imitar modelos.


En segundo lugar, la teoría cognitivista del aprendizaje presta especial atención a la interacción del individuo con su entorno. El aprendizaje se produce a partir de la experiencia. Por eso, para Piaget se trata entonces de aprender a aprender, y no de aprender una conducta concreta o un conocimiento específico. Mientras que en los postulados de Bruner encontramos la enseñanza concebida como una totalidad coherente porque los contenidos se interrelacionan y el estudiante es el protagonista de su aprendizaje. Por su parte, Ausubel interpreta el aprendizaje como una construcción de significados que se produce cuando el sujeto es capaz de realizar acciones sustantivas entre lo que ya sabe y lo que está aprendiendo; dicho planteamiento es conocido con el nombre de aprendizaje significativo.


Ahora bien, independientemente del modelo psicológico y su enfoque pedagógico, educar es un proceso lento y difícil. Adjetivos, en nuestra época, revelados en fallas por parte de los docentes, porque actualmente la calidad y la velocidad son sinónimos. La industrialización es un concepto que también ha llegado hasta nuestras aulas y tanto padres como estudiantes desean ver productos inmediatos y no a largo plazo. Entonces ¿cómo llevar las teorías propuestas en el párrafo anterior a la práctica? ¿Cómo lograr dichos aprendizajes cuando la meta perseguida es formar lectores en el presente milenio? ¿Es posible incluir las nuevas herramientas comunicativas en la formación del nuevo lector?


Recordar los planteamientos propuestos en cada una de las teorías del aprendizaje y sus máximos exponentes, tiene como consecuencia que el docente se cuestione sobre la aplicabilidad de dichas teorías y resuelva el dilema sobre ¿qué teoría del aprendizaje emplear? Al señalar en párrafos anteriores a la familia como moldeadora de conductas y a la escuela como guía en el aprendizaje escolar, la cual toma en cuenta esas experiencias previas familiares, intento ayudar al docente a no sesgarse ni cegarse al observar y tomar como válida sólo una teoría del aprendizaje. Por ello afirmo que los docentes deben reconocer los aportes de las teorías y concientizar sobre el carácter individual de todo aprendizaje. Si todo individuo es un ser único, toda situación de aprendizaje ha de ser única también.


En mi praxis profesional, los planteamientos de Ausubel sobre el aprendizaje significativo me permiten y permiten a mis estudiantes construir nuevos significados relacionando lo conocido con los nuevos contenidos, y a su vez, los nuevos aprendizajes se refuerzan (sin dejar de lado el condicionamiento operante de Skinner) a través de materiales instruccionales y guías de contenido que preparo como especialista en contenido de la Universidad Nacional Abierta, bajo la modalidad de estudios a distania. Ahora bien, ¿cómo se puede aplicar y explicar este planteamiento en relación con los modelos que intentan formar situaciones de lectura y la búsqueda de lectores autónomos?


Una definición de lectura que puedo asociar con los planteamientos antes seleccionados pertenece a Fraca de Barrera (2007):
Un proceso psicosociolingüístico, en el cual el lector elabora la significación textual mediante la identificación de formas lingüísticas, a partir del conocimiento previo y de la información del texto, a través de los mecanismos de metacomprensión y del reconocimiento de los propósitos del escritor, con fines comunicativos determinados (Material educativo no editado)


El proceso comunicativo de cualquier asociación humana (familia, escuela) es el eje central de todas las relaciones psicológicas, sociales y lingüísticas del ser humano, donde los conocimientos previos y el reconocimiento del propósito comunicativo en contextos determinados permitirán la comprensión entre los interactuantes. Es por ello que reconocer a la lectura como un proceso con fines comunicativos permitirá valorarla, porque saber leer bien es de gran utilidad práctica en nuestra sociedad y en todo el mundo. Como señala Páez Urdaneta (1996) “La escuela debe proporcionar al niño el mayor número de experiencias posibles que le permitan ir adquiriendo diferentes estilos para que pueda actuar con éxito en sus interrelaciones sociales” (p. 10)


Como docente de castellano y literatura, también promuevo la lectura como medio para todos los aprendizajes y como un espacio para sentirnos humanos, ya que somos la única especie con la capacidad para leer y escribir. La lectura y la escritura son indispensables para vivir en sociedad. Es por ello que estos procesos se encuentran presentes entre las habilidades lingüísticas básicas: hablar, escuchar, leer y escribir. Como docentes, creo que debemos permitir que nuestros estudiantes no sólo se expresen con fines comunicativos determinados y tengan conciencia de ello, sino que estos procesos les permitan desarrollar verdaderamente sus habilidades psicológicas, lingüísticas, sociales y tecnológicas. Y ¿por qué tecnológicas? El nuevo milenio ha traído consigo una revolución comunicativa: la comunicación electrónica, la cual, con el uso de un ordenador, una pantalla e Internet, está sustituyendo a la escritura con lápiz y papel. En palabras de Cassany (2006):
Con Internet, leer adquiere nuevas prácticas y estrategias: el horizonte cuadrado de la hoja blanca se convierte en una imagen policromada y versátil en la pantalla, la simple redacción manuscrita se sofistica y automatiza con los programas informáticos, el lector local y restringido del papel se multiplica y diversifica en la red (p. 173)


Mis estudiantes de la Universidad Nacional Abierta, realizan actividades en las cuales pueden desarrollar habilidades de lectura y escritura digital. Sin embargo, afirmo que, no sólo hace falta enseñar a codificar y decodificar textos de la manera tradicional. Como docentes sólo formaríamos analfabetas funcionales o individuos que no podrán comunicarse de forma efectiva con su entorno social, cultural y tecnológico. Se debe leer y escribir con una funcionalidad y con la metacomprensión textual necesaria para el logro de un fin: el aprendizaje de conocimientos disciplinarios y la comunicación.


Si bien la educación superior -nivel en el cual laboro- es uno de los últimos estadios educativos, conocemos que la realidad en materia de dominio de la lengua materna no es la esperada. Nuestros estudiantes no dominan el código ni en la oralidad ni en la escritura, y sus competencias lingüísticas, en muchas ocasiones, no les permiten delimitar su adecuación. Lecturas sin entonación e irrespeto de los signos de puntuación son males menores. La comprensión de textos es la célula madre de los males.


¿Para qué leer y escribir? ¿por qué hacerlo? ¿para qué comprender y comunicarnos?¿por qué dominar un código lingüístico? continúan siendo enigmas para muchos docentes y estudiantes en este siglo XXI. Es necesario, en este nuevo milenio, replantearnos los fines comunicativos y los contextos determinados en materia de lectura y escritura, sin importar el nivel educativo en el cual nos desempeñamos como profesionales de la docencia. Formamos parte de una sociedad sin fronteras pero con barreras idiomáticas, lingüísticas, ideológicas, tecnológicas. En fin, las fronteras geográficas se diluyen, las demás aún permanecen.


Hace un siglo el papel y la tinta eran los reyes para transmitir informaciones a través de cartas, libros, periódicos; hoy en día, el papel ha cedido parte de su territorio a las nuevas tecnologías: a las computadoras, el Internet, los celulares multifuncionales, entre otros medios. Vivimos en un mundo globalizado donde informaciones de sitios remotos son transmitidas en el mismo momento de su producción, mientras que desconocemos lo que pueda estar ocurriendo en nuestro entorno inmediato. Conocemos hoy los pormenores de la situación en Gaza pero desconocemos una manifestación que ocurre en nuestra misma comunidad. Nos encontramos en una lucha idiomática por el dominio lingüístico en la red. Ya -en la web- algunas páginas hispanas han elidido el uso de la “ñ”, el inglés extiende sus brazos para abarcar nuevos límites, algunos afirman la existencia de un nuevo idioma “el globish” el cual nos permite comunicarnos “globalmente” y pragmáticamente a través de las nuevas tecnologías, ¿será el globish la razón por la cual un niño de tres años navega sin problemas de lectura en las páginas de Discovery Kids-por citar alguna-?¿Será éste el inicio de la caída del muro idiomático?


Actualmente existen comunidades internautas, grupos asociados por un fin común, en Facebook se puede observar claramente este fenómeno, donde individuos -en algunas ocasiones completamente desconocidos- deciden crear un espacio para compartir sobre determinado tema, autor, grupo musical, serie de televisión o ideario político. En la red las fronteras ideológicas se están desvaneciendo, mas no ocurre lo mismo en la cotidianidad tangible de la escuela. ¿Por qué a través de las nuevas tecnologías buscamos puntos de encuentros, mientras que en la realidad externa, el desencuentro es el factor común? Por lo anterior, pienso que no hemos resuelto las barreras que nos dividen como seres sociales, las barreras comunicativas ideológicas, políticas educacionales, y en algunos casos las etarias…las diferencias generacionales son cada vez mayores.


Recordando el epígrafe de este ejercicio de reflexión, en el cual Gepeto, padre de Pinocho, se despojaba de su abrigo en pleno invierno, pienso que los padres sacrifican muchos elementos no sólo por lograr educar integralmente a sus hijos, sino para que estos puedan ser individuos activos en las nuevas sociedades virtuales, pero ¿qué hay del maestro? Ahí ahí comienza mi desconcierto, ¿cuál es su aporte en la formación de individuos social y virtualmente activos?


Finalmente, como docentes no somos ni seremos los supremos dueños del conocimiento, aprendemos a la par de nuestros estudiantes. Las teorías del aprendizaje son funcionales tanto para ellos como para nosotros. Los estudiantes deben estar conscientes de sus procesos de aprendizaje. Basta ya de asumirles como tablas rasas y de intentar formar individuos para depositar conocimientos. Somos humanos no máquinas porque pensamos, integramos, desarrollamos, creamos y transformamos nuestras ideas y acciones. Debemos desarrollar nuestras competencias y ayudar a transformar nuestro entorno partiendo de nuestros hogares, porque muchas veces criticamos como docentes lo que realizamos como padres. Formemos lectores, formemos escritores, pero principalmente: formemos comunicadores competentes con sus propios criterios y juicios, formemos comunicadores efectivos. El asunto parecía complicarse en el cómo, ya no, sólo debemos buscar la aplicabilidad de las teorías sin olvidar que formamos seres humanos y la labor conjunta entre docentes, alumnos, padres y comunidad permitirá la construcción de una sociedad de avanzada, más justa y demócrata en el presente milenio, una sociedad con nuevos medios de lectura que requiere de lectores autónomos, integrales, multidisciplinarios, heterogéneos y pluriculturales. Si nunca ha sido fácil enseñar, leer y comprender, en el presente milenio asumimos el reto, por un futuro comunicativo, funcional y global.


Referencias bibliográficas:
*Cassany , D. (2006) Tras las líneas. Barcelona, España: Anagrama.
*Fracca de B, L. (febrero, 2007) La enseñanza de la lectura y la escritura (Material educativo -no editado- presentado en las IX Jornadas de investigación educativa, II Congreso Internacional: “Por una Pedagogía para la participación” UCV. Caracas)
*Collodi, C. (2001) Pinocho. Bogotá: Panamericana.
*Manguel, A. (2006) Nuevo elogio de la locura. Barcelona, España: Lumen.
*Páez Urdaneta, I. (1996) La enseñanza de la lengua materna: hacia un programa comunicacional integral. Caracas: CILLAB-Centro de Investigaciones Lingüísticas y Literarias Andrés Bello”.