martes, enero 09, 2007

La locura, la soledad y la muerte:

en la obra cuentística de Cortázar y Quiroga.





“Del dolor de perder nace la obra” señala el psicólogo Phillipe Brenot en su libro El genio y la locura, es muy probable que esta sea la causa de la obra de Quiroga y en cierta forma sea el objeto de excepción expresado por Cortázar en su narrativa.

La cotidianeidad del autor va a estar reflejada en su experiencia narrativa, con su escritura, es por ello que la locura, la soledad y la muerte son elementos intrínsecos en la cuentística de Quiroga y Cortázar, en el primero la muerte forma parte de su vida, como señala Rosa Montero en su libro La loca de la casa:

“me parece que los narradores somos personas más obsesionadas por la muerte que la mayoría, creo que percibimos el paso del tiempo con especial sensibilidad o virulencia, como si los segundos nos tictaquearan de manera ensordecedora en las orejas”

Porque hablar de Literatura y escribirla, es hablar de la vida propia, de la felicidad y del dolor.
En el segundo caso, el de Cortázar, el delirio realista, la locura razonada y la visión onírica van a mostrarnos un narrador único, donde la contundencia del impacto, en cierta forma cercana a la realidad, una realidad estática suspendida en el aire con atmósfera fantástica.

En el cuento Casa Tomada tal como lo señala Benedetti: Lo fantástico no es lo que ocurre, sino lo que amenaza de ocurrir. En el relato se nos refleja algo, un elemento que no se muestra completamente, un reflejo, una sombra que produce paranoia, locura o simplemente intimidación; un misterio que toma una casa, unas vidas, unos recuerdos, la presencia de la soledad.

Por el contrario en La autopista del sur no existe soledad, hay una multitud desesperada, obligada a permanecer estática, a interrelacionarse y comunicarse, hacerse humanos a través de la palabra, en ese huracán de desesperación e impaciencia la muerte se hace presente, un pasajero no soporta más y se libera de la espera, obteniendo el autor el logro del efecto en su obra.

La noche bocarriba es la máxima representación del elemento sorpresa en el cuento, donde la experiencia narrativa se denota perfectamente. El contexto en el cual nos narra Cortázar La noche bocarriba nos hace dudar y equivocarnos en nuestra deducción y predicción anticipada de la lectura, nuestro posible final es nada frente al realizado por el autor, porque lo fantástico se hace real y el manejo prospectivo del tiempo nos deja desarmados.

En Cortázar, la brevedad es relativa, algunos de sus cuentos son extensos sin rayar en los extremos, sin embargo la longitud es necesaria y justificada para lograr la comprensión y el efecto en el lector.

Así como en la narrativa de Borges los espejos reflejan su ser, en la obra de Quiroga: la muerte es la imagen recíproca de su vida: Su experiencia de muerte es marca en el contexto psicológico de los personajes de A la deriva, El hijo y el Almohadón de plumas por citar algunos, donde el contexto físico actúa como personaje brindando en algunos pasajes compañía y en otros soledad hasta el delirio o hasta la locura temporal.

La locura, lo psicótico son elementos estéticos que decoran y construyen la narración.

La realidad con visos de delirios, que unen semánticamente la obra de estos dos escritores latinoamericanos es lo que califica de fantástico a los cuentos “por falta de mejor nombre” según Cortázar.

En conclusión el efecto fantástico ( logro del efecto) y la circunstancia de la creación (la experiencia narrativa) se combinan para crear textos cuya finalidad estético pragmática logra cotidianizar la muerte y tomar al lector, confundiendo su realidad, llevándolo a la soledad, la locura o la muerte por inmersión en los cuentos.


Jacqueline Ropain

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